COMIDA CHATARRA
La comida basura o comida chatarra (esta última denominación, empleada en Ecuador, Chile, Colombia, México, Perú, Argentina, Venezuela y Uruguay,3es traducción literal del término en inglés junk food) contiene, por lo general, altos niveles de grasas, sal, condimentos o azúcares (que estimulan el apetito y la sed, lo que tiene un gran interés comercial para los establecimientos que proporcionan ese tipo de comida) y numerosos aditivos alimentarios, como el glutamato monosódico (potenciador del sabor) o la tartracina (colorante alimentario).
Potencialmente, todos los alimentos son perjudiciales para la salud si se abusa de su consumo, pero los que se consideran comida basura lo hacen en mayor medida por necesitar menores cantidades para producir efectos adversos, o por consumirse en mayores cantidades, dada su facilidad de consumo (comida rápida) o el uso social de su consumo (ligado a formas de ocio juvenil). También puede ocurrir que determinados grupos de población, o los que padecen determinadas enfermedades previas, sean más sensibles a sus efectos. Suele relacionarse el consumo de comida basura con la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes del tipo II, las caries y la celulitis. La comida basura brinda al consumidor grasas, colesterol, azúcares y sal, mientras que una comida saludable debe proveer fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales necesarios para el rendimiento del cuerpo.
Si una persona consumiese comida basura todos los días, tendría más probabilidades de padecer enfermedades sanguíneas, obesidad, diabetes y colesterol alto. No es lo mismo si esta comida se consume una vez a la semana que todos los días. Las consecuencias pueden ser irreversibles y hasta lamentables. Los hábitos alimenticios que hemos adquirido con el tiempo y la vida moderna, se han transformado en un hábito que atenta contra la salud. Algunos de los alimentos basura, comunes en muchos hogares son: hamburguesas, salchichas, papas fritas, frituras de maíz, algunos productos congelados para la preparación en microondas, bebidas gaseosas y dulces entre otros. El tomate o la lechuga frescos que acompañan a algunos de estos alimentos es lo único que no debe considerarse basura, por su contenido en vitaminas y fibra.
Este tipo de comida es muy popular por lo sencillo de su elaboración (sometida habitualmente a procesos industriales) y conservación (en muchos casos no necesita refrigeración y su fecha de caducidad suele ser larga), su precio relativamente barato, su amplia distribución comercial que la hace muy fácilmente accesible y la presión de la publicidad. También porque no suele requerir ningún tipo de preparación por parte del consumidor final o ésta es escasa, es cómoda de ingerir y tiene una gran diversidad de sabores. Cabe mencionar que este tipo de comida es muy saturada en sal, la sal es un aditivo natural la cual al consumirla provoca un exceso de dopamina y orexina que incrementa la sensación de placer y recompensa, según alertan los cardiólogos.
Países de ingresos altos entre los que más consumen comida chatarra por persona en América Latina
Venta de bebidas azucaradas. Captura de pantalla del informe de la OPS sobre alimentos y bebidas ultra procesadas en América Latina. Crédito: free images.com.
México, Chile y Argentina son, entre trece países latinoamericanos, los que más consumen comida ultra procesada por persona, según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dado a conocer esta semana.
Los países incluidos en el estudio fueron también Uruguay, Costa Rica, Guatemala, Brasil, Bolivia, Venezuela, República Dominicana, Colombia, Ecuador y Perú.
La investigación de la OPS señala que el crecimiento de la compra per cápita de alimentos con alto contenido de aditivos, conservantes, colorantes, grasas hidrogenadas y azúcar, aumentó un 40% desde el año 2000 al 2013 en América Latina.
Cada semana los mexicanos consumen los siguientes alimentos con esta frecuencia:
Bebidas
- Agua natural: más de cinco veces.
- Refrescos: más de tres veces.
- Jugos de fruta: tres veces.
Verduras y cereales: más de tres veces.
Carnes rojas: tres veces.
Frituras, ensaladas, fritangas, embutidos, comida enlatada, tacos preparados en la calle y sopas instantáneas: más de dos veces por semana.
Pescados y mariscos: menos de dos veces por semana.
El país ocupa el primer lugar en obesidad en adultos, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y es uno de los principales países consumidores de refresco en el mundo. Aunque los mexicanos consumen agua natural al menos una vez por más de cinco días a la semana, los refrescos forman parte de su dieta más de tres veces por semana, mientras que alimentos como ensaladas y pescados son consumidos menos de tres y dos veces respectivamente.
Casi la mitad de los mexicanos (49.3%) asocia la comida chatarra con las papas y frituras, mientras que los refrescos se ubican con 16.4% y quesadillas con 12.5 por ciento. Este tipo de comida es consumido con mayor frecuencia entre hombres jóvenes de entre 18 y 29 años.
La mayoría de los habitantes realiza sus comidas en casa. Sin embargo, al hacerlo fuera, prefieren con mayor frecuencia tacos (31.7%), tortas (18.6%) y comida corrida (10.4%). Aunque el 86.7% de los habitantes asegura preocuparse por el contenido nutricional de sus comidas, los factores que más influyen al momento de escoger sus alimentos son: el sabor, aroma y aspecto.